martes, 7 de junio de 2011

El sitio de Alesia

La batalla o sitio de Alesia, tuvo lugar en la actual Alise-Sainte-Reine (Francia), en el año 52 a.C.
Cayo Julio César (100 a.C. - 44 a.C.), junto a setenta mil hombres, se dispuso a tomar Alesia, lo que supondría el golpe definitivo en la guerra por conquistar la Galia. La población estaba en lo alto de una colina amurallada, y rodeada por valles y ríos, por lo que César decidió sitiar la ciudad para privarla de recursos exteriores. Vercingétorix, lider de la resistencia, sus ochenta mil hombres y los habitantes, convivían en Alesia con escaso alimento y esperando la ayuda de otros pueblos galos. El ejército romano construyó para el sitio una muralla, fosos, trampas, etc., que impedía la salida del enemigo en unas cinco semanas. Pero durante el levantamiento de éstos, parte de la caballería de Vercingétorix escapó y fue a pedir refuerzos. Por esto, César mandó construir otra muralla bordeando el campamento y defendiendo la llegada de refuerzos enemigos.
Los romanos tuvieron que aguantar constantes ataques exteriores coordinados con interiores, pero ingeniosamente, los consiguieron rechazar.
Los Galos, desesperados, lanzaron una ofensiva exterior de sesenta mil hombres, al encontrar un punto débil en la muralla de los romanos, que no pudieron construir bien en esa zona por la vegetación. A la vez, desde el interior Vercingétorix tambien atacó. César tuvo que dividir su ejrcito, el ataque procedente del interior consiguieron rechazarlo, gracias a las trampas y obstáculos construidos, el exterior iba mucho peor, pero finalmente lo ganaron. Tras esto, los Galos se rindieron.
Esta victoria sirvió para conquistar la Galia un año más tarde y fue uno de los motivos de la guerra civil romana que se produciría años después, ya que el senado no quiso atribuir el mérito de la conquista a César.

domingo, 15 de mayo de 2011

Aníbal en los Alpes

Tras haber dejado atrás Hispania, nos propusimos atravesar los Alpes en pleno invierno, un error. Pero la impaciencia por derrotar a Roma lo antes posible, no nos permitió ver nuestras equivocaciones.
Las temperaturas extremas, las intensas nevadas, las fuertes lluvias, el agotamiento... nos causaban pérdidas de amigos, compañeros, ¡de nuestros hermanos! Sólo nos levantaba la moral las victorias ante los romanos, los cuales ya no sabían qué hacer para pararnos.
El numeroso ejercito con el que comenzamos, se vio reducido de cien mil a treinta mil hombres. Hasta nuestras armas más poderosas, los elefantes de guerra, empezaban a dar señas de hundirse.
Una vez atravesados los Alpes, empezamos a arrasar los primeros pueblos romanos de la Península Itálica. Éramos invencibles y nuestro enemigo veía impotente, cómo nos acercábamos a su pilar más importante, Roma.

domingo, 20 de marzo de 2011

Odiseo y Circe, la hechicera

Tras su visita a la isla de los cíclopes, Odiseo y su tripulación visitaron la isla de Eea. Una vez allí, Odiseo mandó realizar una expedición liderada por Eurílico. Al adentrarse en la isla encontraron un gran palacio lleno de animales, como por ejemplo leones y tigres, pero eran inofensivos. El grupo de hombres entró en palacio, excepto Eurílico, que decidió quedarse vigilando ya que no se fiaba. Dentro, Circe invitó a los hombres a un banquete, pero los alimentos estaban envenenados y la hechicera transformó a los invitados en cerdos. Eurílico, al enterarse, fue a avisar a Odiseo. Junto a él y al resto de la tripulación se dirigieron a rescatar a sus compañeros, cuando de camino a palacio se encontraron con Hermes (mensajero de los dioses), que les entregó una planta (moli), para que no les afectara el veneno. Los hombres al ser invulnerables a este, atraparon e hicieron jurar a Circe que liberaría a sus compañeros. En ese momento Circe se enamoró de Odiseo y le pidió que se quedara con ella. Este aceptó y se quedó un año junto a su tripulación. La hechicera devolvió la forma narural a los hombres que transformó anteriormente en cerdos. Al pasar este tiempo y no lograr olvidar a su mujer Penélope, decidió regresar a Ítaca, polis en la que reinaba. Circe al no poder retenerlo, ayudó a los hombres en su regreso.